sábado, 30 de mayo de 2015

En torno a César Calvo y César Vallejo



En torno a un symposium

Al pie de un mal retrato de Vallejo
dirimirán mañana
cuáles secretas sogas del ahorcado
conforman nuestra red. A nosotros
que no investigamos ni el color de las aguas
antes de arrojarnos con una piedra al cuello,
esas dragas inútiles
seguirán importándonos, realmente, un carajo.
Ellos descubrirán
que nuestros versos más inofensivos
producen, además de ceguera,
una enfermedad verdosa
cuyos síntomas se advierten después de la muerte,
achacándolo
a nuestro desconocimiento de los resortes filoso-
ciales de la poesía.
“Fornicaban entre párrafo y párrafo, dirán,
y leían manuales terroristas
en lugar de aplicarse al estudio de Heiddegger”.
Nosotros, entretanto,
aconsejaremos a nuestro bisnietos
el modo de seguir poniendo cuernos
a toda esa partida de cojudos.


De Pedestal para nadie (1970)


César Calvo (Iquitos, 1940-Lima, 2000)
Poeta al británico modo.  Amigo de todos (Alan García, Chabuca Granda, Rodolfo Hinostroza, Perú Negro, etc.).  Dedicó un poema al Gral. Juan Velazco Alvarado.  Viajó mucho y las ciudades que más le gustaron fueron Praga, Rio de Janeiro y Cuzco; Lima, en absoluto. Muy eficaz con las latinas.  Cultivó la poesía para hacerse querer.  También con similar intención su prosa; pero aquí, en sus novelas e incluso conferencias, gana en sobriedad –sin perder eficacia comunicativa– su notable intuición para la retórica y su extraordinario oído para lo coloquial.   Hijo de las bondades y derroches de su tiempo (la idea de la revolución a la vuelta de la esquina, los largos brindis celebrando la amistad, un concepto civil de la poesía) y de las miserias y prejuicios también de su tiempo (ingenuidad incommensurable de lo que es uno, de lo que es la sociedad, de lo que es la poesía).  De pura empatía con los habitantes de su barrio del cercado de Lima, acaso jamás dejó de sentirse un canillita o un roba-autos; en esto se toca con José Watanabe que en sus mejores poemas asoma siempre la sabiduría y la sal de su Laredo.  En fin, hay más que decir, pero no lo decimos; algo más probablemente sobre Las tres mitades de Ino Moxo (1981).  Hasta otra ocasión.

martes, 12 de mayo de 2015

Stephen Hart y Georgette de Vallejo





VIDEO


http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2008/03/16/stumbling-between-several-enemies/

sábado, 9 de mayo de 2015

Amálio Pinheiro a propósito de nuestro André Coyné*

Prof. Amálio Pinheiro de la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo.



Querido Pedro: este "vallejeando" tuyo está rebueno. Me parece que lo  que falta a muchos análisis sobre Vallejo, como lo vas demostrando, es  una suerte de acupuntura melismática en tauxia, que arrastra los  materiales de la risa, el baile y la sexualidad, hacia dentro/fuera  del texto. Claro, con entonación (aquello que el tan olvidado 
no-formalista Tinianov llamaba la "orientación" del poema)  trílcicoincaicolimeña.
 
*
http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2015/02/22/andr-coyn-m-s-de-medio-siglo-con-vallejo/

viernes, 8 de mayo de 2015

VASINFIN en Bahía



Agradezco a  Carlos Bonfim, talentoso investigador y profesor brasileño (UFBA), la invitación a dicho evento.


jueves, 16 de abril de 2015

El Perú y yo


Estoy orgulloso de jamás haber publicado en Hueso húmero.
Estoy orgulloso de que la Casa de la Literatura Peruana
ahora mismo me  evite.
Estoy orgulloso de no ser  un damnificado más
ni  tener que pensar como Antonio Cornejo Polar
ni  como sus discípulos menos.
Estoy orgulloso de no ser un funcionario del sentido común.
Y de haber estudiado en la PUCP
y en BU, aunque sin el membership de ninguna.
Me alegro de no haber sido Antonio Cisneros; casi
iba a decir, ninguno de los Cisneros.  Pero
con Luis Jaime nos cagábamos de la risa,
mutuamente, inmediatamente, sin tener
que usar palabras y acaso
ni siquiera pensamientos.
Me alegro de Adán (Martín) y de Germán (Paulino)
--poeta y hermano mío--
y de mi madre,
mis mentores en esto de la poesía.
Me alegro de las mujeres que he amado
a pesar de mi exceso de amor.
Me alegro de la gente
en los mercados y en las fiestas
donde  veo Trilce.
Y me alegro de ser el mejor lector
que ha tenido César Vallejo.
Pero esto de modo  arbitrario o no serio.
Por joder, como siempre.