jueves, 25 de noviembre de 2010

¿César Vallejo, por bulerías?




(Apostillas a “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana”)

1. Micky González acaba de lanzar un disco, titulado “Lando por bulerías”, donde fusiona de modo maravilloso música afro-peruana (marinera limeña incluida) con palos flamencos.

2.Hemos ya publicado, de modo electrónico y en papel, “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” donde demostramos la pertinencia de relacionar la palabra Trilce con “!Trila!”, término de resbalosa de la marinera limeña y, a su vez, glosolalia de “La Tirana” (la Madre Patria, España, para los soldados españoles de servicio en las Indias y, en concreto, en el Perú).

3. Al presentar mi libro, Vallejo sin fronteras, en el contexto del II Encuentro Universitario e Internacional de poesía en Bogotá (agosto 2010); en específico, aquella relación de Trilce con la marinera limeña, uno de los asistentes al acto (el poeta y actor español, Antonio Castaño) reparó en la pertinencia de mi trabajo y, a su vez, en otras posibles glosolalias análogas; por ejemplo, aquellas de “Tus ojillos negros”:

tiriti tran tran trao
tiriti tran tran tran tran
tiriti tran tran tran trero
ay tiriti tran tran trao

mis relucidos luceros ay en la bahía de Cádi 1era
mis relucidos luceros y eran tus ojillos negros
que me decía te quiero
ay eran tus ojillos negros que me decía te quiero

que con la luz del cigarro yo vi el molino 2da
se me apagó el cigarro perdí el camino
perdí el camino, mare, perdí el camino
ay que con la luz del cigarro yo vi el molino

que le llaman la atención, 3era
ay dos cositas tiene mi Cádi
ay que le llaman la atención
ay las mocitas de mi barrio y
la plaza de San Juan de Dios
ay las mocitas de mi barrio y
la plaza San Juan de Dios

yo pego un tiro al aire cayó en la arena 4ta
confianza en el hombre nunca la tengao
nunca la tenga prima nunca la tenga
yo pego un tiro al aire cayó en la arena

te han puesto en envalanza 5ta
ay dos corazones a un tiempo
ay está puesto en envalanza
ay uno pidiendo justicia
ay el otro pide venganza

ke ya los titirimundi 6ta
que yo te pago la entrá
que si tu madre no quiere ay que dirao ay que dirao
ay qué dirao ay qué dirao ay que tendrá que decir
que yo te quiero y te adoro que yo...
Camarón (con Tomatito), París 1987
http://www.youtube.com/watch?v=p6kd5B6Gh0w

4. Glosolalias, en este caso, también en general de lamento o denuncia; pero que no aluden precisamente a La Tirana (en femenino), sino, pensamos más bien, al “Mundo” (en masculino):
tiriti tran tran trao
tiriti tran tran tran tran
tiriti tran tran tran trero
ay tiriti tran tran trao
Ya que, y ahora tomando el contexto y temas de las coplas en relación con su interpretación, también aquí se comprueba que: “La voz, durante el desarrollo de la copla, adiciona elementos vocales, no literarios, que matizan y dan carácter [a la copla] “ [Molina, Ricardo / Mairena, Antonio: Mundo y formas del cante flamenco. Sevilla: Librería Al-Andalus, 1971 (82-88) 82.]

5. Temas de las coplas.
1era: los ojillos negros y relucientes, de la amada, en la bahía de Cádiz.
2da: análogo a los ojos relucientes de la amada, la luz del cigarro que por un momento alumbró al poeta en medio del --por contraste-- obscuro mundo
3er: “que le llaman la atención” o codicia (el poeta o el mundo) las cosas amables que tiene Cádiz
4ta: Quizá la más enigmática de estas coplas. Es probable anticipe el tema de la venganza, en este caso frustrada (tiro que cayó en la arena), de la copla siguiente.
5ta: Fuero interior del yo poético; se debate éste, irresueltamente, entre el anhelo de justicia y el deseo de venganza.
6ta: El tema pareciera resumirse en el amor o deseo de parte del cantor, hacia la amada, frente a la no aceptación, oposición o mala opinión del “titirimundi”: mundo, comunidad.

6. Lo que se adiciona o matiza en la voz, más bien sutilmente se enfatiza, es la gravitación de sonido vocálico /o/. Tanto, claro, de modo evidente al final de los versos de las glosolalias (vv. 1-4); pero también, de modo más o menos generalizado, al final de los versos de las coplas propiamente dichas. Esto quiere decir que, efectivamente, existe un rechazo, una frustración, una pugna o un lamento, pero no dirigido a La tirana (en femenino)… sino al Mundo (en masculino). Esto, aunque puede ser motivo de un trabajo posterior, puede hallarse vinculado al tópico medieval del mundo cruel; tal como lo ilustra la siguiente y famosa copla de Jorge Manrique.

¡OH, MUNDO!,
PUES QUE NOS MATAS...
¡Oh, mundo!, pues que nos matas,
fuera la vida que diste
toda vida;
mas según acá nos tratas,
lo mejor y menos triste
es la partida
de tu vida, tan cubierta
de tristezas y dolores,
despoblada;
de los bienes tan desierta,
de plazeres y dulzores
despojada.
Jorge Manrique, Coplas por la muerte de su padre

7. Por lo tanto, y retomando el principio de este breve ensayo. Creemos que es tan pertinente y lograda la propuesta de Miky González, de fundir el landó a la bulería, como puede ser observar ya no sólo qué tanto de ritmo afroperuano existe en Trilce, sino también de fusión con los palos flamencos --en voz y versos-- y, obvio, con los tópicos medievales que directa o a través de sus lecturas de los autores del Siglo de Oro (Góngora o Quevedo,por ejemplo) pasaron a la poesía del peruano. No olvidemos que César Vallejo es un peruano de segunda generación (abuelos, materno y paterno, españoles). Y curiosa o paradójicamente, un mestizo que con su arte ha gravitado en los movimientos más aborígenes o nativos del Perú; el Grupo Orkopata, a manera de ejemplo. Pero esto puede ser ya motivo de un posterior ensayo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

VALLEJO POR GRANADOS (CD)



LOS HERALDOS NEGROS
1. Los Heraldos Negros
2. Heces
3.Huaco
4.Idilio muerto
5. A mi hermano Miguel
6. Lluvia
7. Los Anillos fatigados
8. Avestruz
9. La araña
10. El palco estrecho
11. El poeta a su amada
12. Esta tarde
13. Verano

POEMAS POSTUMOS
14. Fue domingo en las claras orejas
15. Telúrica y magnética
16. Hasta el día en que vuelva
17. Hoy me gusta la vida
18 París octubre
19. Piedra negra sobre una piedra blanca
20. Y si después de tantas palabras
21. Quisiera ser feliz de buena gana
22. Poema para ser leído y cantado
23. Confianza en el anteojo
24. Traspié entre dos estrellas
25. Considerando frío, imparcialmente
26. La vida esta vida
27. Los desgraciados
28. Los nueve monstruos
29. El piojo padre
30. Por último
31. Y no me digan nada
32. Calor

TRILCE
33. Trilce I
34. Trilce III
35. Trilce IV
36. Trilce V
37. Trilce VI
38. Trilce IX
39. Trilce XI


PÁGINAS DEL PERÚ

lunes, 1 de noviembre de 2010

Sobre "César Vallejo y la música popular peruana" de Juan Carlos Garay (foto)



César Vallejo: ¿un hombre o una vanguardia?

"Piedra negra sobre piedra blanca"/ César Vallejo

"César Vallejo y las miserias vanguardistas"/ Juan Manuel Roca

"César Vallejo, acerca a nos vuestro cáliz"/ Julio César Rodríguezbustos

"112 días sólo un hombre: Vallejo tras las rejas"/ Celedonio Orjuela

"César Vallejo y la música popular peruana"/ Juan Carlos Garay

"César Vallejo y su creación poética"/ Ricardo Silva-Santisteban

En el contexto de este dossier: "César Vallejo: ¿un hombre o una vanguardia?” (Revista Casa Silva, No 22, 2008, 96-194), a raíz de la conmemoración de los 75 años del fallecimiento del poeta, destaca nítidamente --por su novedad e interés-- el artículo del joven musicólogo y narrador peruano Juan Carlos Garay (1964) que, en seguida, pasamos a reseñar brevemente.

"César Vallejo y la música popular peruana" ( 144-50), publicado un año después de nuestro ensayo “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” (2007), ventila --intuitiva y de modo muy sugestivo-- la posible relación de Los heraldos negros (1918) con un género musical típico de la región de Trujillo en la costa norte del Perú: el “triste”. Primeros ejemplos de esta melodía que, nos ilustra Garay, sobrevivieron registradas en el Códice de Trujillo gracias a la fervorosa labor del sacerdote español Don Baltazar Martínez y Compañón (s. XVIII); y que anima a decir al mismo Garay, en concreto en cuanto a la canción “Infelices ojos míos” (“dejad ya de atormentarme con el/ llanto”), lo siguiente: “ese sentimiento [ triste] parece estar ligado a la geografía, al paisaje […] los mismos que, un siglo y medio después, alimentarían la creación poética de César Vallejo” (145). En particular, como ya anotábamos, en el libro de 1918, cuyos poemas, además, son los que entre la producción lírica de César Vallejo han sido musicalizados:
“Tal vez esto se deba a que es una primera obra, donde todavía imperan ciertas estructuras clásicas, cierto ritmo de las palabras al que resulta más fácil
adaptarle melodía. Sin duda sería más complicado musicalizar los poemas de Trilce, su siguiente libro, que era mucho más experimental” (Garay 146-7)
Complicado para musicalizar este último, agregamos nosotros, pero no menos radicalmente musical, popular y peruano --es preciso y oportuno no demorar más el paralelo-- tal como quedó demostrado en nuestro artículo sobre Trilce (1922) y la marinera limeña. Y por lo tanto vinculado, desde ya, con los ritmos afro-peruanos; a decir de Garay: “ese tercer elemento que completa nuestra identidad [nacional]” (150).

Filiación esta última; es decir, la de la poesía de César Vallejo con los “elementos negros” (sic, 150) que Garay aquí sólo proyecta o vaticina como un posible y subsecuente desarrollo --no cristalizado-- de la lírica del autor de Trilce:
“Sería falso decir que estos elementos negros lograron aparecer en la poesía de César Vallejo […] Tal vez después de su paso por un modernismo indigenista, un surrealismo americano y un socialismo europeo, hubiera seguido un interés [semejante al proceso creativo de la gran compositora Chabuca Granda] por los elementos negros […] se quedó esperándolo el landó para que se lo apropiara y escribiera con su sonido muchos nuevos versos” (150)

Obvio, opinión que no compartimos; creemos que todo Trilce, y no sólo el poema XXXVII, puede leerse con provecho en clave de zamacueca. Y afirmación de este autor que no deja de sorprendernos ya que en la misma página de su artículo menciona algo más relevante y, pareciera, incluso en contradicción con la cita inmediatamente anterior: “Chabuca [Granda] es una de las artistas a las cuales le debemos el redescubrimiento de un género denominado landó […] una música donde se funden extrañamente África y la Cordillera de los Andes” (150). Es lícito pensar, entonces, que César Vallejo también pudo llegar al landó, en Trilce, siguiendo una vía en apariencia castizamente andina. Si no supiéramos que en el poemario de 1922 eclosiona, junto con la modernización de la capital del Perú, asimismo la jarana limeña.

Por lo tanto, si acaso hubiera sido tentador elaborar desde el artículo de Garay las siguientes analogías o equivalencias:
“Triste” = Los heraldos negros
“Landó” = Trilce
Por el contrario, y aunque un tanto simplificadoras, comprobamos que estas atractivas coordenadas no resultan viables. Faltó a Garay superar algunos prejuicios críticos o, es lo mismo, matizar algunos tópicos o lastres en la lectura de la poesía de César Vallejo (sobre todo el de la ubicuidad y preeminencia del dolor). Junto con el ceñirse al enfoque referencial o temático y no animarse a analizar los poemas. Estos jamás son un tema, sí, un evento; mucho más tratándose de una poesía como la de nuestro peruano universal. Evento --prosódico, sintáctico, emotivo… con todos sus elementos en constante paralelismo-- donde se ponen en movimiento los temas y, no es extraño tampoco, giran e invierten incluso su inicial valor semántico.

Con todo, "César Vallejo y la música popular peruana” es un trabajo inicial, sugestivo e interesante, que puede --una vez actualizadas ciertas nociones generales de teoría y metodología literarias; y específicas, en lo que atañe a la historia de la recepción de la poesía del autor de Trilce-- dar para un muy productivo desarrollo ulterior.